Las mejores carnes del cerdo ibérico
Aunque cuando pensamos en el cerdo ibérico, lo primero que se nos viene a la cabeza son sus deliciosos jamones ibéricos de bellota y sus insuperables embutidos, el cerdo ibérico es mucho más. Y es que del cerdo se aprovecha todo, obteniendo un gran número de carnes frescas con distintas texturas y sabores, y que cuentan con una calidad muy superior a la tradicional carne de cerdo blanco que podemos encontrar en cualquier tienda.
La carne del cerdo ibérico se diferencia del resto por ser muy sabrosa. La existencia de vetas de grasa le aporta un toque especial que la hace única en sabor y jugosidad. Además esa grasa la hace una carne excelente para cocinar a la brasa, aunque es ideal para cualquier tipo de cocinado.
En contra de la creencia de que por su mayor contenido en grasa puede tratarse de un producto poco saludable, expertos nutricionistas avalan las bondades de este producto por sus excelentes propiedades nutricionales, similares a las aportadas por los jamones ibéricos de bellota.
Entre las piezas más populares que podemos obtener del cerdo ibérico tenemos:
- Presa ibérica: Es sin duda una de las carnes más demandadas. Se encuentra sobre la paletilla. Por su gran jugosidad es ideal para asados
- Secreto ibérico: Una pieza muy demandada y apreciada por los consumidores. Se obtiene de la parte delantera del lomo, junto a las paletas del cerdo. Es ideal para cocinar a la plancha, y al ser una pieza de menor grosor se recomienda degustarla poco hecha, apreciando el contraste entre el exterior y el interior.
- Pluma ibérica: Es una pieza de forma aproximadamente triangular que podemos obtener de la parte trasera del lomo. Es de un tamaño muy reducido (difícilmente supera los 100-150 gramos) pero cuenta con una jugosidad única.
- Solomillo ibérico: Posiblemente la pieza más conocida y la más demandada. Un autentico manjar para todos los paladares. Cada cerdo ibérico contiene dos solomillos de un peso aproximado de 300 gramos cada uno. La escasa cantidad que se obtiene junto con su gran demanda, hacen del solomillo una de las piezas de carne más caras del cerdo.
- Lomo de cerdo: Se trata de una pieza mayor en tamaño (aproximadamente 4 kilos), siendo una carne más económica y que acepta todo tipo de cocinado. Además es ideal para elaborar un gran número de recetas. Es muy popular entre los más pequeños de la casa al ser una carne de un sabor más suave y con la que resulta sencillo hacer delgados filetes.
- Lagarto ibérico: El tesoro escondido. Una pieza deliciosa que mucha gente aún no conoce. Es una pieza fina y alargada que podemos encontrar entre el espinazo y el lomo.
- Carrilladas ibéricas (o carrilleras): estas piezas de carne magra se obtienen de debajo de las mandíbulas. Es muy jugosa y es excelente para elaborar guisos o en salsa, obteniéndose una carne que se deshace en la boca.
Como puedes comprobar, el cerdo es mucho más que sus jamones ibéricos de bellota. Es una fuente de productos de calidad máxima que cada día son más demandados dentro y fuera de nuestras fronteras.
Aunque la industria cárnica del cerdo está en producción todo el año, el mejor momento para comprar y degustar carnes ibéricas es el invierno, concretamente entre los meses de noviembre y marzo, que es cuando se realizan las matanzas de los cerdos ibéricos que se han alimentado de pastos y bellota en la dehesa, lo que le confiere un gusto especial tanto a las carnes como a los jamones ibéricos de bellota.
No dejes de pasar la ocasión de comprar carnes frescas de cerdo ibérico. ¡Querrás repetir!